La historia del Sr. A empieza así:

tras un divorcio más o menos amistoso, la relación entre el Sr. A y sus hijos es aparentemente buena al principio, pero se va deteriorando debido que la madre se encarga de irlos distanciando, mediante críticas al padre y culpabilizaciones de que todos los males de la familia recaen en su responsabilidad. La relación se deteriora hasta tal punto que la actitud de los niños en las estancias con el padre se vuelve cada vez más agresiva con el progenitor.

¿Es el padre víctima de violencia vicaria? Sí pero No, este término “solo” se refiere a las mujeres. Y es que la “violencia vicaria”, naming que habréis oído o leído en los medios, no contempla a los hombres como víctima de ella.

¿Por qué la violencia que ejercen las mujeres instrumentalizando a los hijos para “vengarse” del padre no tiene nombre? Un padre que ha probado todas las maneras de acercarse a ellos, ha pagado la pensión a sus hijos con creces, les ha escrito cartas y más, no debería ser víctima de la indiferencia y el desprecio de sus hijos, pero no solo él es víctima sino que los hijos y los hijos de los hijos también. Todos manipulados y de ello no se habla ni existe un concepto. El sexismo social también puede discriminar al hombre. Tenemos que ser justos. Se podría poner nombre real a las cosas y así facilitar y ayudar a catalogar y tipificar cada caso.

Hoy el Sr. A, tras un cómputo final de casi 10 años de lucha y algunos juicios por medio, no habla con sus hijos Diana ni Félix. Estos, ahora ya mayores de edad, no quieren saber nada de su padre. Se ha llegado tarde. Una lástima.