Mantenernos informados de los no-avances de una guerra (una guerra desde que empieza ya no puede avanzar, es un paso atrás desde cualquier punto de vista) por los distintos medios de comunicación es obligado y necesario para tener conciencia de lo que ocurre a nuestro alrededor en otro lugar no tan lejano.

En algunos medios de comunicación las imágenes hablan por si solas, a mi parecer a veces hablan demasiado. Digo y remarco a mi parecer por que me cuesta dibujar la línea roja entre preservar el derecho de imagen y el periodismo de guerra. Entiendo que las imágenes impactantes hacen tomar conciencia de forma rápida de la situación que se vive aquí, al lado, en el país vecino para algún despistado desinformado (aunque es bastante improbable que ante la atrocidad de una guerra todavía haya alguien que no se haya enterado), fotografías en las que sus protagonistas no han tenido opción a decidir. Los derechos de imagen sobretodo de menores deberían estar preservados, en cualquier caso, están expuestos a un profundo sufrimiento con unas consecuencias físicas, emocionales y psicológicas de por vida. Antes de decidir su exposición a los medios y por extensión a las redes sociales deberíamos preguntarnos si la publicación de esa imagen aporta mas beneficios que los agravios que le pueda representar al menor.

Entiendo que pueda provocar opiniones contrarias ante los profesionales que defenderán el derecho de información pero la normativa de protección al menor es amplia y clara y siempre debe preponderar el interés superior del menor ante cualquier situación.

En la guerra no todo vale.