No somos infalibles, nadie nos asegura que perdure nuestra mente como tampoco que nuestro cuerpo se mantenga siempre joven.
Será porque tenemos una población en gran medida envejecida, que el número de peticiones de procedimientos para incapacitar es cada vez más alto. Aparentemente es un procedimiento que no tiene por qué dar grandes complicaciones. De hecho el presunto 'incapaz' es quién menos las da, ajustándose a los trámites legales correspondientes, como son la exploración judicial y el reconocimiento médico-forense.
El problema, duele decirlo, son en ocasiones los parientes más próximos, porque designar a un 'tutor' es un cargo controvertido y muchas veces no queda más remedio que nombrar una fundación tutelar. Más allá de mi profesión como abogada, te echas las manos a la cabeza cuando ves escenas en pleno juicio con caras de indisimulable asombro por parte de su Señoría, el Ministerio Fiscal, los oficiales y el resto del público. Sería más conveniente visitar la Notaría previo procedimiento de incapacidad y dejar los “papeles arreglados", como la autotutela y demás, como mínimo para evitar el espectáculo de ciertas conductas que te hacen dudar de la bondad innata del ser humano.