La mejor manera de resolver una ruptura es la negociación que culmina con un Convenio Regulador.

Los acuerdos que conforman un Convenio Regulador pueden llegar de tres maneras: por la negociación entre los abogados que representan a las partes, como resultado de la intervención de un mediador que acompaña a las partes a la consecución de acuerdos, o incluso hay veces (las menos) en que te llega al despacho la pareja protagonista de la ruptura con los deberes hechos y con buena nota habiendo alcanzado acuerdos entre ellos que además están dentro del marco legal establecido.

Pero no siempre ocurre lo mejor.

La ruptura resuelta por un procedimiento contencioso ocurre. Son muchos los motivos que pueden hacer llegar una ruptura a juicio. Llega un momento en que tras intentos de negociación del derecho y del revés es imposible que las partes se pongan de acuerdo. Las posturas pueden devenir inflexibles y las ofertas inaceptables si no respetan unos mínimos, no es cuestión de renunciar a derechos para evitar el temido procedimiento contencioso. A veces, es necesario que un tercero llamado Juez dirima gracias a su posición de tercero no interesado en ninguna de las dos posturas, ocurre en cualquier conflicto que las partes se obcecan y no ven más allá de lo que tienen delante y la única manera es forzar la distancia entre ambas haciendo intervenir a un tercero.

Siempre seré una defensora acérrima de que los pactos pactados por las partes (con intervención de abogado o no) buenos pactos son siempre, por el simple hecho de ser propios, sean poco o mucho consensuados. Pero no debemos huir sin excepción del procedimiento contencioso, no es un callejón sin salida, es, sí, seguramente, la última salida pero a veces irremediable.